Los hibakusha (sobrevivientes de la bomba atómica) se reúnen con guías turísticos y pasantes de la ONU

14 de mayo de 2012 — Tres hibakusha (sobrevivientes de la bomba atómica) de Hiroshima, la Sra. Shigeko Sasamori, la Sra. Toshiko Tanaka y la Sra. Reiko Yamada, se reunieron con guías turísticos y pasantes de la ONU en Nueva York para compartir sus testimonios de los horrores que vivieron en agosto de 1945.

Cada vez quedan menos personas vivas que sobrevivieron a los bombardeos atómicos de Hiroshima y Nagasaki en 1945. Muchas, como los supervivientes antes mencionados, han dedicado su vida a la paz y, a pesar de su edad, siguen trabajando con diligencia y vigor en apoyo del desarme nuclear. Cuentan sus historias para ayudar a las generaciones más jóvenes a comprender la verdadera realidad de las armas nucleares.

Sobrevivientes de la bomba atómica
Sobrevivientes de la bomba atómica: Toshiko Tanaka, Reiko Yamada y Shigeko Sasamori (Fotografía: Paule Saviano)

La Oficina de las Naciones Unidas para Asuntos de Desarme (UNODA) ha organizado reuniones informativas similares dos veces al año en colaboración con Hibakusha Stories, una organización no gubernamental que lleva a los sobrevivientes de la bomba atómica a las escuelas secundarias de la ciudad de Nueva York para contar sus historias.

Sobre estos sobrevivientes:

La Sra. Sasamori tenía 13 años cuando cayó la bomba atómica sobre Hiroshima. Oyó el sonido de un avión que pasaba por encima de ella; segundos después, la explosión la dejó inconsciente. Sufrió quemaduras tan graves que quedó irreconocible. La Sra. Sasamori repitió su nombre y dirección una y otra vez hasta que finalmente su padre la encontró.

Hasta hace poco, Toshiko nunca había hablado de su terrible experiencia con la bomba atómica ni siquiera con sus propios hijos. Después de 67 años, ahora habla de sus experiencias en público. No quiere que ninguno de sus hijos ni las generaciones futuras experimenten lo que ella vivió.

Sobreviviente de la bomba atómica
La Sra. Shigeko Sasamori comparte su testimonio con los guías turísticos de la ONU (Crédito de la foto: Paule Saviano)

Incluso 67 años después del bombardeo, Yamada todavía recuerda vívidamente a quienes clamaron desesperadamente por ayuda: sus gritos y recuerdos no han desaparecido; todavía la atormenta el remordimiento por no haber podido ayudarlos. Muchos sobrevivientes también sufren las secuelas de la radiación y ella espera sinceramente que la gente de todo el mundo comprenda cómo una sola bomba atómica pudo destruir una ciudad y matar a un gran número de personas de manera indiscriminada y cruel.

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