Las municiones en racimo tienen un efecto de gran alcance, lo que las hace intrínsecamente imprecisas. Por otra parte, las minas sin estallar desperdigadas representan un peligro que amenaza la vida de los civiles mucho después de los conflictos.
El sistema de organismos de las Naciones Unidas, en su labor sobre el terreno, se ha encontrado con muchos tipos de municiones en racimo. Por experiencia, se sabe que todos los tipos de municiones en racimo utilizadas hasta ahora causan daños inaceptables a los civiles.
Hasta hace poco, muchos gobiernos consideraban indispensables las municiones en racimo para sus políticas militares, pero un número de ellos cada vez mayor se muestra abierto a los argumentos según los cuales dicha política y práctica no se ajusta a las obligaciones internacionales y podría comprometer las iniciativas de recuperación y desarrollo.
En 2008, la Convención sobre Municiones en Racimo fue aprobada por más de 100 países. Acordaron la prohibición completa de este tipo arma.
Con arreglo a lo dispuesto en la Convención, se ha encomendado al Secretario General de las Naciones Unidas una serie de responsabilidades, entre las que se incluyen las siguientes:
La recopilación y difusión de informes de transparencia por y para los Estados partes;
Facilitación y aclaración del cumplimiento;
Convocatoria de las reuniones de los Estados partes.
Asimismo, se pide al Secretario General que preste la asistencia necesaria y que proporcione los servicios que puedan precisarse para cumplir las funciones que le han sido asignadas por la Convención sobre Municiones en Racimo.